El papel de las EFS en la prevención y mitigación de desastres.

Es notorio que los desastres naturales se han convertido en un fenómeno cada vez más común en nuestro planeta. Esta alarmante realidad es el resultado de una complejidad de factores, entre los que se destacan el crecimiento demográfico, la ocupación desordenada del espacio, el intenso proceso de urbanización e industrialización y el consiguiente calentamiento global.

 

El año pasado, Brasil fue escenario de varios fenómenos climáticos graves, como las devastadoras inundaciones en la Región Sur y la sequía en la Amazonia, la más grave en los últimos 121 años, lo que transformó una región fértil en un escenario desértico, perjudicando el bioma local y a las poblaciones que dependen diariamente del transporte fluvial. Además, los terremotos en Turquía, Siria, Marruecos y Afganistán, junto con una serie de tormentas y tornados en Estados Unidos, han causado daños importantes y han provocado la pérdida de miles de vidas. A principios de 2024, Japón fue azotado por un terremoto seguido de un tsunami y Chile sufre incendios forestales que ya se consideran uno de los más mortíferos del mundo en este siglo y la mayor tragedia nacional desde el terremoto que asoló ese país en 2010.

 

Los datos de las Naciones Unidas (ONU) revelan un aumento asombroso de las emergencias climáticas en las últimas dos décadas. Según el informe de la Oficina de la Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR, 2020, por sus siglas en inglés), entre 2000 y 2020 se produjeron 7.348 sucesos que causaron la muerte de más de un millón de personas y pérdidas económicas mundiales de más de 2 billones de dólares. En esta misma línea, un informe publicado en marzo de 2023 por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) confirmó la relación entre el cambio climático y las acciones humanas, especialmente en lo que se refiere a las emisiones de gases de efecto invernadero, cuyo aumento provoca consecuencias devastadoras como la pérdida de medios de subsistencia y destrucción de hogares y comunidades.

 

Es importante resaltar que esta realidad no afecta a todos por igual. En 2023, el Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres, que se celebra cada 13 de octubre, destacó la conexión entre desastres y desigualdad: el acceso desigual a los servicios deja a los más vulnerables expuestos al peligro de desastres, mientras que los efectos de los desastres exacerban las desigualdades. La situación se vuelve aún más alarmante en un contexto en el que, según datos del IPCC, alrededor de 3.600 millones de personas, es decir, la mitad de la población mundial, viven en contextos de alta vulnerabilidad.

La importancia del papel de las Entidades Fiscalizadoras Superiores en situaciones de emergencia se debatió durante el XXIV Congreso Internacional de Entidades Fiscalizadoras Superiores (INCOSAI), celebrado en Rio de Janeiro en 2022. La reciente pandemia de Covid-19 reforzó la necesidad de que los órganos de control estén preparados para actuar con rapidez y contribuir con sus respectivos gobiernos a hacer frente a las crisis, ya sean de carácter sanitario, financiero o provocadas por guerras y desastres naturales.

 

Creo que las Entidades Fiscalizadoras Superiores pueden contribuir efectivamente a fortalecer la capacidad de respuesta mundial ante desastres. Podemos llevar a cabo evaluaciones de las políticas de gestión de desastres en nuestros países, ofreciendo una visión integral de la estructura organizacional disponible y de los procesos necesarios para actuar en la rección del riesgo de catástrofes. También podemos supervisar la respuesta de los gobiernos en tiempos de crisis. Con el aumento del número de emergencias, la visión prospectiva de los órganos de control para comprender los riesgos y realizar auditorías y seguimientos en tiempo real es fundamental para superar los momentos críticos.

Además, el intercambio de experiencias y mejores prácticas ayuda a la comunidad de la Organización Internacional de las Entidades Fiscalizadoras Superiores (INTOSAI) y a las Entidades Fiscalizadoras Superiores en su papel de garantizar la eficiencia y la eficacia en el uso de los recursos gubernamentales en tiempos de crisis.

 

Me gustaría destacar el esfuerzo conjunto emprendido por la Iniciativa para el Desarrollo de la INTOSAI (IDI) y el Grupo de Trabajo sobre Auditoría del Medioambiente de la INTOSAI (WGEA, por sus siglas en inglés) para apoyar una Auditoría Cooperativa Global de las Acciones de Adaptación al Cambio Climático (Global Cooperative Audit of Climate Change Adaptation Actions – CCAA). La reducción del riesgo de desastres fue uno de los temas seleccionados para este proyecto, lo que demuestra la relevancia y urgencia de la cuestión en el contexto actual de emergencias climáticas.

 

Además, la GUID 5330 de la INTOSAI, aprobada en 2020, proporciona directrices y orientaciones para las auditorías de gestión de desastres. El objetivo es evaluar las acciones gubernamentales destinadas a la reducción del riesgo de desastres, la respuesta ante emergencias, la implementación de medidas posteriores a los desastres, así como la rehabilitación y la reconstrucción.

 

Cuando se trata de desastres, resiliencia es la palabra clave. Según Mohamed Nasheed, expresidente de las islas Maldivas y actual miembro del Parlamento maldivo, en un discurso pronunciado durante un evento promovido por el WGEA, en 2022, “la resiliencia consiste en mantenerse con vida en una emergencia climática”. Y desarrollar la resiliencia ante los desastres requiere un compromiso global a largo plazo.

 

La sociedad y otros actores económicos son parte de la solución. De esta manera, el diálogo entre las Entidades Fiscalizadoras Superiores y los diversos actores implicados es fundamental, permitiendo que nuestras acciones tengan un mayor alcance y efectividad y estén más acordes con la realidad de nuestros países.

 

La INTOSAI reconoce la necesidad de que actuemos y desempeñemos plenamente nuestro papel. Estoy convencido de que el intercambio de buenas prácticas y desafíos entre las Entidades Fiscalizadoras Superiores puede aportar valiosos beneficios para todos.¡Continuemos juntos este viaje!

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