El papel de las Entidades Fiscalizadoras Superiores en la equidad de género

Según el Global Gender Gap Report 2023 del Foro Económico Mundial, alcanzar la paridad global de género demandará 131 años si se mantiene el ritmo actual. Los avances logrados en las últimas décadas han sido en gran medida neutralizados por la pandemia de la COVID-19 y por sus sucesivas crisis económicas y geopolíticas.  A pesar de las diferencias regionales, ningún país ha alcanzado la paridad de género, lo que la convierte en un desafío definitivamente global.

Las mujeres al rededor del mundo enfrentan desafíos como lagunas en los sistemas de protección social, pobreza, inseguridad alimentaria, cambio climático y discriminación, además de las barreras culturales y económicas que limitan su representación en posiciones políticas y de liderazgo de manera proporcional a su presencia en la población.  Es esencial comprender la intersección de factores como la raza, etnia, clase social, orientación sexual, religión, edad, discapacidad y localización geográfica para entender las condiciones a las que están sometidas las mujeres en sus distintos grupos.  

La Conferencia de Beijing (1955), un hito en la lucha contra la desigualdad de género en el mundo, enfatizó la igualdad de género como un derecho humano esencial.  La Agenda 2030 de las Naciones Unidas la incluyó entre los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que toda la comunidad mundial debe perseguir.

Las Entidades Fiscalizadoras Superiores (EFS) desempeñan un papel crucial en el seguimiento de los ODS, así como de acuerdos internacionales de derechos humanos. Por lo tanto, tienen mucho que aportar al avance global hacia la igualdad de género.

Las posibilidades de actuación de las entidades fiscalizadoras en este tema son amplias y transversales. Incluyen la realización de auditorías con perspectiva de género, evaluaciones de impacto diferenciado de programas públicos sobre mujeres y otros grupos vulnerables, así como la promoción de la adopción de presupuestos sensibles al género o el liderazgo con el ejemplo.

Hay ejemplos que demuestran cómo estas posibilidades se convierten en acciones concretas en todo el mundo.  En 2018, la auditoría coordinada iberoamericana sobre el ODS 5 («lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas»), en la que participaron 18 EFS, tuvo como objetivo evaluar la preparación de los gobiernos para implementar este objetivo. Luego, en 2019-2020 se llevó a cabo la fiscalización sobre la pobreza (ODS 1), con foco en género (ODS 5), en la que participaron 6 EFS de América Latina.  A fines de 2023, la Organización Latinoamericana y del Caribe de Entidades Fiscalizadoras Superiores (OLACEFS) divulgó el resultado consolidado de la auditoría coordinada que evaluó la respuesta estatal en el combate a la violencia contra las mujeres, reuniendo datos de 12 países.

La prevención y la lucha contra la violencia hacia la mujer también han sido objeto de fiscalizaciones, como las realizadas por las EFS de Uganda y Fiyi entre 2019 y 2022. Destaco también el trabajo del Office of the Auditor General of Canada, que realizó auditorías para evaluar la perspectiva de género tanto en procesos institucionales como en productos, iniciativas y servicios finales entregues a la población. 

Además, las EFS de Estados Unidos, Canadá, Australia y Brasil llevaron a cabo fiscalizaciones centradas en los sistemas de prevención y lucha contra el acoso en los órganos gubernamentales, demostrando la relevancia del tema y el potencial para inducir buenas prácticas por parte de los órganos de control.

El presupuesto sensible a género es otra área de actuación, como el trabajo de la European Court of Auditors, que en 2021 publicó el informe especial “Gender Mainstreaming in the EU budget: time to turn words in action  y el programa Pro PALOP-TL-ISC, vinculado al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en el ámbito de los países africanos de lengua portuguesa y Timor Oriental. 

Enfatizo aún el Global SAI Stocktaking Report 2020, producido por la Iniciativa de Desarrollo de la Organización Internacional de las Entidades Fiscalizadoras Superiores (IDI – INTOSAI), que aportó un panorama completo sobre la adopción de prácticas de promoción de la igualdad de género por las Entidades Fiscalizadoras Superiores. Las organizaciones regionales, como la OLACEFS, la Organización Africana de Entidades Fiscalizadoras Superiores para los Países de Habla Inglesa (AFROSAI-E) y la Asociación de Entidades Fiscalizadoras Superiores del Pacífico (PASAI) también han desarrollado políticas de género que sirven de referencia a las entidades de control que las integran.

Además, hay iniciativas en curso, como la Afrosai Women Leadership Academy y el Programa de Intercambio «Mujeres en el Liderazgo», promovido por el Tribunal de Cuentas de la Unión (EFS Brasil) en colaboración con el Pro PALOP-TL, que, en 2023, recibió auditoras líderes de la Comunidad de los Países de Lengua Portuguesa (CPLP). Ambas iniciativas tienen como objetivo capacitar y empoderar a las participantes para impulsar el protagonismo femenino en puestos de liderazgo.

Recientemente, la INTOSAI ha firmado un acuerdo de cooperación con el PNUD para fortalecer las capacidades de las Entidades Fiscalizadoras Superiores en la integración de la igualdad de género en sus operaciones e incentivar la búsqueda de la certificación del Sello PNUD de Igualdad de Género para instituciones públicas.

La INTOSAI también apoya la iniciativa Equal Futures Audit Changemakers de la IDI, que procura transformar auditores en verdaderos agentes del cambio responsables de elaborar estrategias para sus respectivas entidades fiscalizadoras, así como realizar una auditoría relacionada con temas de igualdad e inclusión, entre los cuales se pone de relieve la igualdad de género.

Utilizando las directrices de la estrategia de género de la IDI y estando seguro de que la promoción de la igualdad de género debe hacer parte de una cultura de integridad y no discriminación, refuerzo la premisa de que, si las EFS quieren realmente hacer la diferencia en la vida de todos y contribuir para el desarrollo sostenible, deben aplicar una perspectiva de género a sus organizaciones y a sus trabajos de auditoría.

Las políticas de género de la OLACEFS y de la IDI son fuentes de inspiración que nos impulsan en dirección a una comunidad INTOSAI más igualitaria.  Espero que, en el futuro, esas directrices influyan activamente sobre la promoción de una cultura de equidad de género para todos los involucrados.  El camino hacia la equidad está cada vez más claro, y alimenta nuestras esperanzas de un futuro en el que se valore y respete a todas las personas, independientemente de su género.

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