El mundo está compuesto de diversas instituciones internacionales de distintos tamaños y niveles de complejidad. Estas entidades son financiadas en gran medida por contribuciones, garantías y otros fondos públicos de los países miembros. Dado que estos recursos provienen de los presupuestos nacionales, las entidades fiscalizadoras superiores son fundamentales para asegurar una buena gobernanza, responsabilidad fiscal, gestión eficiente y transparencia en sus operaciones.
António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas (ONU), destaca que los desafíos globales requieren respuestas adecuadas. En un mundo interconectado, organizaciones como la ONU, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional son esenciales para encontrar soluciones a problemas como la pobreza, la salud pública y el cambio climático. La efectividad y responsabilidad de estas entidades dependen en gran medida de la actuación de las EFS.
Encargadas de fiscalizar la gestión de los recursos públicos en sus países, las EFS amplían su participación más allá de las fronteras nacionales al auditar organismos internacionales. En este contexto, garantizan que los fondos globales se gestionen con integridad, eficiencia y transparencia, y que estén alineados con los objetivos establecidos. Su intervención, un elemento vital para la gobernanza global, fortalece la confianza pública y contribuye a la eficacia de las respuestas ante las crisis globales.
La Declaración de Lima destacó la relevancia de las EFS, estableciendo que deben fiscalizar a las organizaciones supranacionales financiadas por aportaciones de los países miembros. Estas auditorías se llevan a cabo bajo los mismos principios que rigen a las EFS en sus contextos nacionales, aunque se adaptan a las particularidades de cada entidad internacional.
Un ejemplo de esta labor en el ámbito internacional es el Consejo de Auditores de las Naciones Unidas (United Nations Board of Auditors – el Board), establecido en 1946, un año después de la creación de la ONU, con el propósito de realizar auditorías externas a la organización, sus Fondos y Programas. Integrado por tres miembros de las EFS de distintos Estados Miembros, elegidos por la Asamblea General para mandatos de seis años, el Consejo tiene la responsabilidad de auditar las operaciones financieras, la conformidad y la eficiencia de los procedimientos contables y financieros, así como de los controles internos, además de supervisar la gestión de la ONU y sus entidades. Sus auditorías se realizan conforme a las normas internacionales de auditoría y otros estándares aceptados, fomentando la transparencia y la responsabilidad financiera.
Desde su creación, el Consejo ha contado con la experiencia de diversas EFS como auditores externos. Las primeras en desempeñar este papel fueron la EFS de Ucrania (1947-1948), de Suecia (1947-1949), y de Canadá, que actuó en dos períodos distintos, de 1947 a 1956 y de 1968 a 1980. La elección de estas instituciones se basa en su competencia y experiencia en auditoría pública, asegurando imparcialidad y rigor, de acuerdo con los más altos estándares internacionales.
El Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU) de Brasil fue elegido para integrar este Consejo, con mandato desde julio de 2024, junto a las EFS de Francia y China. Hasta el momento, el TCU ya ha realizado dos auditorías in situ: una en la Misión de Administración Interina de las Naciones Unidas en Kosovo (UNMIK), en Pristina, y otra en la Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre (UNFICYP). Además, está llevando a cabo una auditoría en la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano (UNIFIL).
La actuación internacional ofrece grandes beneficios a las EFS. El entorno multicultural estimula la mejora continua de las prácticas de auditoría, capacitando a los auditores para manejar cuestiones complejas y fomentando una visión global. Por ejemplo, la EFS de Alemania (Bundesrechnungshof) ha integrado innovaciones tecnológicas, desarrollado nuevas habilidades a través de entrenamientos específicos y formado equipos multidisciplinarios.
La colaboración con el Consejo de Auditores de la ONU permite a la INTOSAI ampliar su influencia a nivel mundial. La sinergia entre la presidencia del TCU en la INTOSAI y su participación en el Consejo refuerza su voz global y eleva su credibilidad y visibilidad, consolidando a la INTOSAI como una fuerza esencial en la promoción de buenas prácticas de auditoría y gobernanza pública.
Las EFS desempeñan un papel crucial para la buena gobernanza global, beneficiando tanto a organizaciones internacionales como a las propias instituciones al mejorar su capacidad técnica, elevar su prestigio y ampliar su influencia. Estos temas fueron ampliamente debatidos durante el Congreso Internacional de Auditoría celebrado en septiembre por la EFS de Chile, predecesora del TCU en el Consejo de Auditores de la ONU.
La INTOSAI está comprometida a promover la actuación de las EFS en organizaciones internacionales, destacando su experiencia e independencia en la supervisión de los recursos públicos. Unidos, podemos ampliar nuestro impacto global, fortalecer la integridad y transparencia, y difundir buenas prácticas de auditoría y gobernanza pública a nivel mundial.